1.7.11


Eres un gilipollas egocéntrico, un mezquino hijo de puta, un tirano, déspota, un capullo pero siempre me sentía mejor cuando venías. Puede ser que fuera tu capacidad de herirme, mi propia capacidad de herirte, el frío, ese calor tan raro, lo frágil que era por aquel entonces todo (sobre todo yo). No sé cómo te parecerá que eche a estas alturas de menos esa dinámica enfermiza, el juego, la puta necesidad de hacer daño al otro. Lo echo de menos un poco y te echo de menos un poco. Haz una cosa: llama.

No hay comentarios: