7.4.10

Está temblando y se cuestiona si esta vez será capaz de guardar la soledad en los cajones, dejarla para luego. Porque la reconoce fácil en las medias que viste por la mañana y en la portada del periódico que lee con el café. Acostumbra a presentarse bajo múltiples formas y colores, habiendo encontrado en su persona el escenario idóneo para desarrollarse. De este modo, ella vive en constante desierto o retiro pero, a veces, aún consigue darle las gracias a la suerte por poner las cosas en su sitio. Por meterle en la cabeza el por qué de las cosas. Desde luego no nació con la habilidad de ser complaciente pero mira, que empieza a ser más objetiva y hasta ha aprendido a decir adiós, tragarse el orgullo y seguir adelante. Aunque siga siendo un ser necesitado de afectos, que no cree en las personas normales y se empequeñece delante del espejo. Aunque todavía sea autodestructiva y tienda al aislamiento, sonría a medias y huya del amor. Aunque le sigan diciendo demasiado a menudo que es un bicho raro, que dista mucho de ser alguien a quien admirar. Dicen, además, que reivindica (un poco como un derecho) que le dejen en paz, que tiene el alma triste y los ojos demasiado azules. Y ella solo quisiera no tener cicatrices, que las cosas hubiesen sido de otra manera. Alguien debería probar a robarle sus malas ideas.


"Tenía la lucidez y la falta de humildad de los genios pero sospechó toda su vida que allá, muy atrás o muy adentro, era en realidad un idiota, un ser incapaz de todo acto creativo”

No hay comentarios: