14.4.10

No recuerdo cuando fue la última vez que abracé a alguien tranquila, de forma voluntaria. Como lo hacía contigo, como aún debería seguir haciéndolo. Pero ayer, en su cama, entendí que si dejaba transcurrir dos días más yo no querría desprenderme de esas manos. Ya ves, que no me quedan pinchazos tuyos en el brazo. Abril abrió puertas, cerró heridas. Pero reconozco que tampoco he cambiado tanto y tan pronto, no estoy en condiciones de mentir. Tan solo le he deseado y quien sabe, puede que mañana o dentro de 100 años vuelva a hacerlo. No quisiera confundirnos omitiendo que esto tiene ya fecha de caducidad.

No hay comentarios: