11.6.10

Verás, tengo miedo a los gatos porque son como los perros pero sospechosos (parece que traman algo malo). Y a menudo como tomate tan tranquila porque olvido que a mi tripa no le sienta bien. Y aún me gusta que María intente cuidarme y me lleve helados y café a la biblioteca, porque dice que no hago más que estudiar. Los besos que me han dado sin permiso. Siempre conduzco despacio y mi brazo izquierdo ha cogido otro tono de piel, escucho las canciones hasta aborrecerlas y tengo un problema con la palabra amapola. Casi no me quedan manías pero no confío demasiado porque cualquiera puede salirte rana y si presumo es de no guardar ningún tipo de odio por dentro. Me han llamado rara muchas veces, tengo algunos pecados, días oscuros. Pero es que no hay confesión ni cielo que pueda librarnos de haber hecho daño. Mi cabeza es un lugar agradable. Me enamoro de cualquiera cada vez que me levanto. Se me pasa, un rato después.

No hay comentarios: